Durante la rueda de prensa en el COE Metropolitano, el Alcalde de Quito, doctor Santiago Guarderas, aseguró que el aluvión ocurrido en La Gasca, el lunes 21 de enero del 2021, fue algo que no se podía predecir. Señaló que no se había registrado una cantidad de lluvia de esa magnitud desde 2003: 75 litros de agua por metro cuadrado, se esperaban .
El doctor Felipe Valdez, docente e investigador de geografía en la Facultad de Ciencias Humanas de la PUCE, conversó sobre la prevención de riesgos.
En Quito cada año se presenta un Plan Lluvias, también se cuenta con un Atlas de Amenazas Naturales. ¿No hay cultura de prevención en Ecuador?
El mayor problema es la ejecución. No podríamos decir que el Municipio de Quito no cuente con una política de prevención de riesgos, en especial en las laderas del Pichincha.
Desde la década de los noventa se han realizado acciones en esa zona. Pero en ocasiones se concentran solo en obras de ingeniería, construyen presas y muros para controlar esos caudales.
Usualmente, en su política, el Municipio identifica como población vulnerable a quien vive en las zonas altas de las laderas. Pero los aluviones afectan más que nada a los de las zonas bajas.
¿La población vulnerable conoce sobre los riesgos de las zonas en donde viven? ¿Debería conocer?
Sí, es importante que conozca en donde vive, más allá del tipo de suelo, nosotros somos una ciudad asentada en montañas, con un volcán activo, lluvias torrenciales, períodos de sequedad. En la historia se registran aluviones, incendios forestales y la erupción del Pichincha.
¿Cuál es la principal falla que usted identifica en este reciente suceso?
Uno de los errores más graves en la política de prevención de riesgos es la falta de coordinación interinstitucional. Quito es una ciudad gigantesca, con muchísimas amenazas y hay que ubicar prioridades, en función de la gravedad.
Las autoridades tienen que trazar un plan de acción y además programar monitoreo. En el caso de los aluviones se debe identificar momentos del año en los que habrá mayor acumulación de agua lluvia y saber dónde poner los ojos, más si existen antecedentes históricos. Para eso hay que buscar un enlace permanente con el Inamhi.
¿De quién es la responsabilidad en un hecho tan grave que provoca la muerte de 22 personas?
Desde cualquier perspectiva la responsabilidad es del Municipio, que administra la ciudad. Eso incluye a las quebradas y todos los fenómenos naturales que pueden ocurrir, la infraestructura y los ciudadanos.
En estos días han circulado fotografías de otro aluvión ocurrido en 1975. ¿Ya es tiempo de aprender una lección?
Hay que capitalizar este aprendizaje, para no repetir errores, negligencias. Lo que pasó en La Gasca nos deja de luto. La mejor acción a tomar es evitar que suceda algo similar. Siempre reaccionamos, no prevenimos, ya nos pasó con el terremoto del 2016, en Manabí.
Además de tratar de responder a esta emergencia, ¿el Municipio debería convocar a especialistas para que le ayuden a trabajar en un plan que pueda ejecutarse?
Definitivamente, hay desarticulación total entre la institucionalidad, quienes ejecutan la política pública; la Academia, que genera conocimiento desde el punto de vista científico, y la comunidad.
Hay que tender puentes y lograr que llegue a nivel de los barrios. La probabilidad de que el agua se represe se mantiene. Debemos construir un sistema de monitoreo de nuestras quebradas, que involucre activamente a la Academia y la ciudadanía.