“Bienvenida. Pase, pase, no se quede afuera. Venga, le presento mi espacio de trabajo, justo estoy reciclando”. Con esas palabras, un cálido abrazo y una gran sonrisa, me recibió la señora María Andrade. Ella es la encargada del reciclaje en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
Su historia
Mientras abre camino en medio de botellas y latas, en el punto GIRA de la PUCE, María nos comparte su historia. Lleva 15 años en el reciclaje. Todo inició cuando perdió su empleo y, aunque por meses intentó aplicar a varios oficios, nada le resultó. Bajo esa condición, el reciclaje se convirtió en su única fuente de ingresos.
“Tengo 59 años, a mi edad, encontrar un trabajo es complicado. Hallé en el reciclaje una opción para salir adelante. Antes, lo veía como un simple oficio. Hoy, sé que este trabajo es muy importante y honorable”, expresó la señora María.
Su primer empleo en el mundo del reciclaje
María obtuvo su primer trabajo en la asociación de recicladores Ñuca Kausay del Mercado Mayorista. Allí aprendió, junto a 33 socias, sobre los diferentes artículos reciclables útiles para recolectar. Gracias a su desempeño y gran esfuerzo, fue nombrada presidenta de esta asociación. En su cargo, luchó por los derechos de sus colegas y el reconocimiento de los recicladores de base.
Asimismo, la destacada labor de María le permitió integrar la Red Nacional de Recicladores de Ecuador (Renarec)
El amor es su impulso
La jornada de María inicia a las 5:00. Todas las mañanas, se activa para preparar el desayuno a su última hija. Nos dice que, por lo menos, el cafecito con pan no puede faltar. Su motivación la encuentra en sus tres hijos. Dos están casados y su última hija aún vive con ella.
Con lágrimas en sus ojos y una sonrisa de orgullo, comenta que su pequeña está próxima a graduarse de la universidad como bióloga.
“Todo por mis hijos. Cada sacrificio y esfuerzo lo hago por ellos. Hace seis años, mi esposó me abandonó y se fue con otra persona, no supe qué hacer. Mis hijos fueron el motor para salir adelante. Cada esfuerzo es por ellos”, agregó María.
Las calles y los peligros
Antes de entrar a la PUCE, ella salía a las 6:00 a recorrer los basureros de Quito. Tras una larga jornada, se retiraba a las 21:00 para volver a casa. María nos explica que el trabajo en la calle fue duro.
““En las calles hay peleas. Entre recicladores, existen disputas porque algunos quieren acaparar todo. Hace falta más solidaridad, no es fácil pelear por el pan que llevamos a la mesa”, dijo la señora María.
Otros riesgos
No obstante, la señora María no solo enfrenta estos problemas. En su búsqueda de artículos reciclables, en los basureros, se ha encontrado con vidrios, puntillas, tapas de latas, jeringas, bombillos y tapabocas.
“Es difícil cuando en las fundas de basura todo está junto. El trabajo en las calles se vuelve más riesgoso porque no sabemos lo que encontraremos en una bolsa. Sería bueno que todos podamos reciclar mejor, no solo por el personal de recolección, sino por el medioambiente”, comentó María.
Su llegada a la PUCE
Mientras María continúa guardando botellas y abriendo costales, habla de su llegada a esta universidad.
El contacto con la señora María comenzó en 2021 a través del proyecto Eco-relaciones. El Voluntariado Universitario Ignaciano (VUI), de la Dirección de Identidad y Misión, y la Fundación YURA, gestaron esta iniciativa durante la pandemia.
María, como parte de Renarec, se unió al voluntariado para recibir formación. El propósito era concienciar sobre la labor de las personas que se dedican al reciclaje en la base.
Una mujer voluntaria
“La señora María ha sido una voluntaria activa en las cuatro ediciones de este proyecto. En primer lugar, completó todas las capacitaciones proporcionadas por el proyecto. Asimismo, trabajando como recicladora, brindó talleres de capacitación a los voluntarios de este programa”, agregó la licenciada Gabriela Acosta. Gestora Social y coordinadora del Programa VUI.
Además de su labor como voluntaria, la señora María llevó a un grupo de chicos a compartir un día su vida como recicladora. Así, los jóvenes identificaron la importancia de dignificar este oficio.
Un trabajo digno
Así, llegó a la PUCE Matriz y, desde hace tres meses, apoya a la universidad en la recolección de residuos clasificables. Recorre todo el campus de 11:00 a 18:00 en busca de productos como:
- empaques PET
- plásticos flexibles
- tapas plásticas
- plásticos rígidos
- espuma flex
- papel
- cartón
- tetra Pak y
- latas.
“Estoy feliz de estar aquí. Los jóvenes me apoyan. Gracias a la PUCE y la Fundación Yura por esta oportunidad. Junto a los chicos, aprenderemos a recalcar mejor”, finalizó la señora María.
Según las Naciones Unidas, en Ecuador, hay 20 mil personas involucradas en el reciclaje. En las ciudades de la Sierra, el 70% son mujeres y madres solteras que enfrentan situaciones difíciles. Para responder esta necesidad, la PUCE está comprometida con ser un soporte vital. Refleja su propósito, apoyando estas realidades desafiantes y a quienes, como María, dejan su huella con su labor.
Quisiera comentarles que vengo reciclando desde hace algún tiempo y varios de los envases o fundas deben ser lavados y secados para entregar limpios, lo que implica un trabajo, por eso todos en casa tratamos de hacer menos basura.
En todo caso, es importante lo que se indica en la nota publicada, no debemos mezclar la basura y peor poner en peligro con artículos cortantes a las personas que se dedican a esta noble labor.