Uno de cada dos niños menores de cinco años sufre maltrato físico o psicológico en Ecuador. Además, cada día, seis niñas de entre 10 y 14 años dan a luz como resultado de violencia sexual. Así lo revela la ENSANUT. Frente a esta alarmante situación, la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) y UNICEF han unido fuerzas para presentar la Estrategia Nacional de Prevención de Violencia contra Niños, Niñas y Adolescentes. Una iniciativa histórica que busca garantizar entornos seguros y libres de violencia para la infancia ecuatoriana.
Datos que exigen acción inmediata
El lanzamiento de esta estrategia, realizado en el marco del Día Mundial de la Infancia y los 35 años de la Convención sobre los Derechos del Niño, marca un hito en la lucha por erradicar una de las problemáticas más profundas y estructurales del país.
Desde febrero de 2024, la PUCE a través del Centro para la Transferencia de Conocimiento e Innovación Social – CETCIS ,trabajó estrechamente con UNICEF en la formulación de esta estrategia, consolidándose como un socio académico y técnico esencial. A través de investigaciones, talleres participativos y el análisis de datos críticos, la universidad no solo aportó su experiencia académica, sino que también se comprometió a garantizar la implementación y monitoreo de las políticas propuestas.
“Enfrentar la violencia contra la infancia no es opcional, es un imperativo. La PUCE asume esta responsabilidad comprometida con el bienestar de los niños, niñas y adolescentes del país”, destacó el grupo de investigación de la PUCE encargado de esta estrategia.
Una estrategia integral
La Estrategia Nacional de Prevención de Violencia se construyó bajo el modelo INSPIRE, reconocido a nivel mundial, pero adaptado al contexto ecuatoriano. Este enfoque incluye siete ejes clave que abarcan desde el fortalecimiento de leyes hasta la promoción de normas y valores que erradiquen las prácticas violentas en hogares, escuelas y comunidades.
Para su formulación, la PUCE y UNICEF trabajaron en territorios priorizados como Quito, Guayaquil, Esmeraldas y Lago Agrio, involucrando a más de 350 participantes. Entre ellos:
- niños,
- niñas,
- adolescentes,
- expertos,
- representantes de instituciones públicas y privadas y
- organizaciones de la sociedad civil.
Estos talleres permitieron profundizar en las causas estructurales de la violencia y diseñar soluciones que respondan a las realidades locales.
“Fue fundamental escuchar directamente a los niños, niñas y adolescentes. Sus voces son el corazón de esta estrategia. Sus aportes ayudaron a darle forma a un documento que prioriza su bienestar y protección”, afirmó el grupo investigador de la PUCE.
Un llamado a toda la sociedad
Desde la PUCE y UNICEF, el mensaje es claro: la erradicación de la violencia requiere el compromiso de todos los sectores de la sociedad. Entre los actores involucrados se encuentran instituciones del sector público, el Gobierno central y local, actores de la sociedad civil, expertos de la academia, organizaciones no gubernamentales y, principalmente, las comunidades y familias.
“Necesitamos entornos donde los niños y niñas crezcan rodeados de respeto y amor, convirtiéndolos en adultos responsables que promuevan una cultura de paz. Estas cifras alarmantes no son números abstractos. Detrás de cada dato hay nombres, personas e historias. Son el reflejo del fracaso de una sociedad que ha normalizado lo intolerable. Ante esta realidad, necesitamos construir estrategias que enfrenten las causas estructurales de la violencia, como la desigualdad, el machismo y la normalización de la violencia. Una estrategia que transforme desde las raíces”, enfatizó el doctor Juan Pablo Salgado, vicerrector de investigación, vinculación e innovación de la PUCE.
Con la Estrategia Nacional de Prevención de Violencia, Ecuador da un paso firme hacia la construcción de una generación que florezca en un entorno seguro, apostando por un futuro donde la infancia sea el centro de las políticas públicas y los derechos humanos sean respetados y protegidos.
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